En las noches frías del Ártico Polar se escuchan palabras repetidas sin sentido. Son como gotas de agua que golpean cerca de la cama e impiden pensar en cualquier otra cosa. Historias sin fin que giran como tiovivos estropeados, martirizando el cerebro. Cuentan los mayores que no hay que tenerles miedo. Gritan. Lloran. Se hacen daño a si mismas y las demás las contemplan como que mira un paisaje común. No se alteran. Saben que la causa está en la lucha por sobrevivir. El alimento que les da vida, las envenena. La vitamina A en dosis masivas puede ser fatal. Es la histeria del Ártico. La histeria ártica no es una enfermedad. En realidad no sabemos qué es. Es un fenómeno propio de nuestra vida en un clima durísimo y en unas condiciones inmisericordes.
Es un camino cuesta abajo que cuando aparece, no conoce limites. Un hombre sobrio puede llevar una vida tranquila y sosegada durante meses, años, a veces incluso decenios, y de repente agarra la botella y se pone a tragar tanto alcohol que puede aguantar. Salta a la primera. Deambula desesperado rumbo dentro de su pequeño mundo. Grita o se pone a discutir. Habla sin parar. Deja al aire todo el álbum de fotos de su vida que, en resumen, es una cosa triste. Es una palabra, se ha quemado. soiempre lo hace asta las raíces. Y cuando ha tocado fondo repentinamente se detiene. Puede pasarse uno o dos meses en vía muerta, a veces más, a veces menos. Y luego vuelve a surgir. O quizá asuma otra forma. Es la reacción de un pueblo melancólico y milagrosamente honesto al reto de vivir en unas condiciones así de duras. Es la reacción de un pueblo que está predestinado.
Javier Panera, Director de programación del Da2, Salamanca habla de 'Artic hysteria: ’ Es una exposición intergeneracional. Reúne 18 artistas escandinavos bajo la premisa de reflexionar en torno a estereotipos. La mayoría de los trabajos reflexionan por una parte en torno a los conflictos entre naturaleza y cultura. Hay también muchos trabajos que reflexionan en torno a fracaso de ciertas utopías de futuro, de los años 60 y 70. el tema de la identidad es otro de los temas que más aparecen en esta muestra. Y la mayoría de las obras están entre la seducción, el impacto visual, y una cierta tensión psicológica que siempre obliga al espectador a reconsiderar críticamente las piezas que están viendo. No hay que olvidar que Finlandia, el país del que procede la mayor parte de los artistas de esta exposición, es un país de contrastes. Un país que tiene muy poca luz al año, que luego durante tres meses lo que tiene son noches, la histeria ártica es del siglo XIX , fue casi conceptualizada como una enfermedad que tenían algunos nativos de las zonas árticas, cuando, presionados por la presencia de exploradores, parece que se despojaban de toda su ropa y empezaban a correr desnudos por la nieve, hasta que quedaban exhaustos.
Este comportamiento, que en algunos casos es aun simple estereotipo, se ha querido extrapolar al presente para mostrar el trabajo de algunos artistas que a través de sus obras reflexionan sobre el miedo, sobre las relaciones de poder, sobre la tensión psicológica. La identidad es un tema esencial. Finlandia es un país que ha tenido diferentes van i vienes, que ha tenido también pequeñas minorías, en algún caso han vivido algunas situaciones criticas, y por eso es otro de los elementos que aparece casi siempre en diálogos con las diferentes visiones que hay en torno a la naturaleza.
La música juega un papel importante en esta exposición. Tanto como una música de carácter popular, como la música hecha con medios tecnológicos. De hecho, Finlandia fue uno de esos países que cada vez más hay músicos electrónicos, djs, etc. Pero las obras en este caso que tienen mayor interés en esta exposición son las que están conformadas por coros. Desde casi el siglo XIX existe en países escandinavos como Finlandia.’ La naturaleza es uno de los elementos que tiene la mayoría de las obras de esta exposición. Es una naturaleza en la que aparecen conflictos con la cultura, con la tecnología, es una naturaleza que se nutre de estereotipos. Hay artistas que reflexionan en torno a la tecnología, que también me parecen excepcionalmente significativos.
A lo largo de la exposición la gente se va a encontrar desde artistas que miran a la naturaleza con una mirada casi posromántica, casi próxima al idilio, a quien mira la naturaleza como un espacio terrorífico, como un espacio de conflicto. la instalación de Marcos Cooper como homenaje al hundimiento de Kursk, es una de estas obras que no dejan indiferente al espectador. Paso primero de la sorpresa al terror y luego también a una cierta ironía, a una cierta melancolía. Stiina Saaristo es una de las artistas más valoradas de Finlandia. Es una de estas pintoras que utiliza el arte para reflexionar en torno a la identidad. Es muy llamativa porque ella es una mujer bellísima y siempre se autorretrata en los cuadros con su rostro completamente distorsionado, justamente para hablar de estos estereotipos que hay en torno a lo masculino y lo femenino.’
Este pueblo puede alzarse unido solo con un aliento ante el poder militar más grande del mundo. Y tener la esperanza de resistir aislado en la nieve y en el frío insufrible y lo hace. Pero si esta nación de cuatro millones y medio de habitantes cediera a sus instintos, entonces todos tomarían rumbo en un solo movimiento, perfectamente sincronizado. Los hombres con sus mujeres. Las mujeres con sus niños, su ganado, sus pertenencias. Todos como una enorme columna. Les llevaría dos semanas para sentarse siempre allí, a pesar de las resistencias. Dos semanas. Pero tal cosa jamás ocurre. Se quedan en su sitio. Esta es la reacción de un pueblo de melancólicos., predestinado y pasivo. Cada cierto tiempo un fenómeno extremo asoma la cabeza entre ellos. Es la histeria ártica. Su estallido los lleva hasta los más escondidos lugares y no lo pueden constreñir bajo medida alguna de control. A diferencia de la excitación, propio de la gente de la región, esto no es la alegría de vivir. Hasta en el punto más intenso de esta emoción, es algo mortalmente serio. En realidad no sabemos qué es.
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