sábado, 2 de octubre de 2010

Skanzen, el lado amable del pasado humano

El museo de Skanzen en Hungría es uno de los mayores parques museísticos de Europa Central. Situado a pocos kilómetros al norte de Budapest ofrece una fascinante ventana al pasado rural. Trescientas cuarenta viviendas traídas a este lugar desde las más remotas aldeas que nos permiten conocer las costumbres de cuando vivíamos cerca de la tierra.

 

Uno de los mayores parques museísticos de Europa Central|Foto:telecinco.es

"Aquí se ha reconstruido un pueblo del noreste de Hungría. Esta era la casa de una familia humilde. En la casa que solo tiene dos habitaciones, Vivían tres y hasta cuatro generaciones distintas. Detrás estaba el establo, donde había una vaca o unos caballos, un gallinero y una pequeña pocilga de almacenes. Naturalmente tenían también el lugar de almacenar la cosecha y la comida de los animales".

En la única habitación que se utilizaba como dormitorio se acostaban los hijos de sus padres. Cuando los hijos se hacían mayores y tenían sus hijos, los abuelos pasaban a ocupar la parte alta del establo donde había una habitación menos confortable, pero al menos, caliente en invierno.

A los ciudadanos de las modernas metrópolis europeas le resulta extraño pensar que hace sólo ciento cincuenta años era habitual que varias generaciones compartirán una sola habitación muy reducida.

Las relaciones sociales son muy distintas cuando los recursos son muy escasos. El espacio, pequeño, y además, debe compartirse con los animales. En esta casa había sólo dos habitaciones que servían como dormitorio. Y una de ellas estaba dedicada exclusivamente a las visitas.

Durante todo el año se mantenía libre y preparada para el forastero o el familiar que viniera de otra aldea para pasar un tiempo con la familia. Esto nos da una idea del valor de la hospitalidad para estas sociedades.

"Este edificio pertenecía a una familia de la pequeña nobleza de la zona. Es del siglo XIX y, como puede verse, es mucho más rica que la anterior. Todo en la casa está hablando de la riqueza de esta familia. No sólo la arquitectura del edificio, sino también su huerto, su patio. El edificio trataba imitar los pequeños palacios de las familias de la gran nobleza. Delante de la casa había no solo un huerto, sino un jardín con flores y plantas ornamentales. Los establos para vacas y caballos podían ser tan grandes como las casas de sus sueños".

A veces sentimos nostalgia por la vida rural, muy cercana a la tierra. Cuando esto ocurre, lugares como Skanzen ofrecen el lado más amable de este pasado humano. De vez en cuando nos tienen que recordar que no nacimos en casas llenas de ordenadores a las que el agua llega por arte de magia.


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